Creación del Centro y del programa de Licenciatura en Educación Rural
       
    El CUBR fue creado por FUNDAEC como otro componente importante de la Universidad para el Desarrollo Integral. Inició sus actividades con el programa de Licenciatura en Educación Rural, conceptualmente y en la práctica muy articulado al SAT por dos razones: la primera, para responder a las demandas crecientes de nivel nacional sobre el Sistema, en la cantidad y calidad necesarias. A medida que los estudiantes pasaban de un nivel de complejidad a otro, se hacía evidente la necesidad de contar con tutores que tuvieran un mejor dominio de los contenidos programáticos, conocimientos teórico-prácticos sólidos de pedagogía, y competencias para guiar a sus estudiantes en los procesos de aplicación de la ciencia y de organización comunitaria.  
 
    La segunda razón, era abrirles a los egresados del SAT la oportunidad de realizar estudios de nivel superior dentro de la misma línea filosófica y metodológica en la que se habían formado. Facilitarles, además, el seguir ligados al medio cultural y social propio de su sector. De hecho, en las primeras promociones hubo estudiantes de diferentes partes del país, la mayoría tutores del SAT que fueron patrocinados por sus respectivas instituciones, para seguir una modalidad que les permitía alternar el estudio en el CUBR con su práctica pedagógica en sus lugares de origen.  
       
    El espectro de acción de la Licenciatura  
       
    Lo anterior no debe dar la idea sin embargo de que la Licenciatura estaba orientada únicamente al SAT. Muy pronto después de su iniciación, el programa se organizó para responder a la necesidad de los maestros de la región del norte del Cauca y de otras tres regiones a donde llegó por extensión (Risaralda, Antioquia y Córdoba), de prepararse mejor y acogerse a la legislación educativa nueva (Ley 115 de 1994) que exigía grado universitario en educación, ya que la mayoría de los educadores sólo tenían título de normalistas o eran graduados en otras disciplinas.
 
       
    En síntesis, el propósito de la Licenciatura es “formar personas que puedan responder con calidad y dedicación a las necesidades educativas integrales de las poblaciones rurales. En este contexto, el educador rural se define como el maestro, el amigo, el innovador, el miembro activo de la comunidad y el catalizador de muchos de los procesos de la vida rural”.  
       
    El programa abrió sus puertas a los estudiantes en el mes de septiembre de 1990, después de ser aprobado provisionalmente por el ICFES, para obtener la aprobación oficial definitiva cuatro años después con la primera promoción.  
       
    La Licenciatura en Educación Rural con Énfasis en Ciencias Agropecuarias  
       
    El programa original de Licenciatura en Educación Rural tuvo mucha acogida en el sector que se ocupa de la educación rural. Y aunque en lo rural necesariamente se contempla la producción agropecuaria - y la Licenciatura en Educación Rural de hecho la incluye, - muchas organizaciones como los Comités de Cafeteros, las UMATA’s y las propias instituciones SAT, se mostraron interesadas en que se ofreciera un programa alterno para formar un docente orientado mucho más a la promoción de proyectos productivos que pudiesen responder a las urgentes necesidades de transformación de las economías rurales. Así, entonces, se creó en el CUBR un nuevo programa que, al igual que el primero, recibió aprobación por parte del ICFES: Licenciatura en Educación Rural con Énfasis en Ciencias Agropecuarias. (Resolución No. 1067 del 5 de mayo de 2000)  
       
    Programa de Especialización en Educación y Desarrollo Social  
       
    Frente a la apremiante necesidad evidenciada en el país de contar con alternativas de educación nuevas para sus profesionales y a la propia necesidad expresada por muchos de ellos de ampliar su visión del desarrollo y adquirir herramientas que les permitan ser verdaderos agentes de cambio, el CUBR decidió crear este programa de Especialización. Sería el espacio para socializar el aprendizaje generado por la Universidad para el Desarrollo Integral en sus más de 25 años de trabajo de investigación y acción, en torno a maneras posibles y necesarias para convertir la educación en motor del desarrollo integral de las comunidades rurales. Cobra importancia en este sentido el análisis del programa SAT y su articulación estrecha con los procesos tanto productivos como organizativos puestos en marcha por FUNDAEC a través de la UDI.